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sábado, 6 de febrero de 2010

Comportamiento

Comportamiento
Temas para ayudar a fomentar el comportamiento cooperativo de los niños y las niñas y a solucionar problemas frecuentes de conducta.

¿Cómo ayudarles a comportarse?
Usted puede ayudar a sus niños

Para esto, hay que comprender que sus capacidades dependen de su edad. No se puede esperar que un niño o una niña de 2 años se comporte como uno o una de 5 años. Además, a ellos y ellas hay que hablarles con claridad, con palabras sencillas, en frases cortas, sin discursos, y escucharles con atención.

Algunas maneras de ayudarles a comportarse positivamente son:
  • No exigirle demasiado para su edad.
  • Elogiar sus esfuerzos y prestarle atención.
  • No hacer caso de los comportamientos irritantes.
  • Darle un buen ejemplo.
  • Crear situaciones que le ayuden a comportarse.
  • Repetir las reglas a menudo.
  • Dejar que afronten las consecuencias de lo que hacen.
  • Felicite y préstele atención a los niños y las niñas cuando se porten bien. No espere hasta que hagan algo malo para entonces castigarlos o darles atención.
No tenga demasiadas expectativas
Los padres, madres y cuidadoras(es) esperan que los niños o niñas se comporten de diversas maneras a medida que crecen. Usted puede aplicar muchas ideas para ayudarles en cualquier edad, pero tenga presente que la mayoría de los menores de 3 años son demasiado pequeños(as) para cumplir reglas.
  • Los bebés menores de 1 año:Los bebés sólo saben lo que sienten y necesitan. No pueden comprender lo que los demás sienten o necesitan. No tiene sentido imponerles reglas, porque no las pueden comprender ni cumplir.
  • Los niños y niñas de 1 a 2 años:
A esta edad, los niños y niñas empiezan a comprender más palabras y algunas instrucciones. Sin embargo, aunque puedan comprender lo que se les diga, no tienen la edad suficiente para poder hacerlo. La palabra favorita del niño y la niña en esta edad es “¡no!”. Los padres, madres y cuidadoras(es) deben ser muy pacientes, sabiendo que es necesario repetir y mostrarles las mismas cosas, una y otra vez.
  • Los niños de 2 a 3 años:
A esta edad, los niños y niñas se expresan y comprenden mejor lo que dicen los otros. Pero todavía necesitan mucha ayuda para hacer lo que se les pide y seguir instrucciones. Son aún demasiado pequeños(as) para compartir sus cosas con otros, jugar de acuerdo con las reglas o cooperar con los demás sin ayuda.
Alrededor de los 2 años y medio, los niños y niñas frecuentemente se vuelven muy mandones(as), caprichosos(as) y les cuesta más adaptarse a un grupo.
  • Los niños de 3 a 5 años:
Los preescolares ya pueden cumplir reglas simples, aunque no siempre quieran hacerlo. A esta edad, la conducta de los niños y niñas es muy cambiante; en ciertos períodos están calmados y cooperadores, en otros les gusta romper las reglas y desafiar a los adultos.
En general, comienzan a ser capaces de tomar en cuenta los sentimientos de los demás. Quieren ser justos y actuar como se debe, pero necesitan que se les indique qué es lo correcto. Cuando hacen algo equivocado, necesitan que se les diga en qué estuvieron mal y por qué. Necesitan que se les ayude a pensar una mejor manera de hacer las cosas para la próxima vez. No pueden saber lo que se espera de ellos o ellas a menos que se les diga.

Elogios y atención

Si usted sólo le presta atención a un niño o una niña cuando se porta mal, aprenderá que portarse mal sirve para que usted se ocupe de él o ella.

Pero si él o ella reciben atención cuando se portan bien o cuando cooperan, entonces aprenderán a portarse bien para atraer su atención. Al niño o la niña le interesa mucho obtener su atención, si no lo logra, lo intentará a través de formas que aparecen como conductas negativas.

No haga caso de los comportamientos irritantes
Algunas veces, los niños o las niñas hacen cosas que le pueden “sacar de quicio”, como lloriquear o interrumpirle. Si su hijo o hija consigue atraer su atención al hacer esto, seguirá haciendo lo mismo en el futuro. Lo mejor es pasar por alto los comportamientos irritantes, aunque esto cueste.
La clave está en no hacer caso o ignorar constantemente esta conducta.
Cuando usted empiece a ignorar los comportamientos irritantes, por un tiempo él o ella se portarán peor, antes de abandonar definitivamente esta conducta. Es importante que en este momento, usted no se dé por vencido(a), porque ya luego se le pasará. La técnica de no hacer caso de comportamientos irritantes da mejores resultados si usted se da cuenta del buen comportamiento y le felicita justo en ese momento.

Dé un buen ejemplo
Los niños y las niñas aprenden casi todo observando lo que hacen y dicen otras personas, especialmente sus padres, madres y cuidadoras(es). Esto significa que con la misma facilidad pueden aprender de un mal ejemplo como de uno bueno.
  • Si quiere que sus hijos o hijas tengan buenas costumbres, asegúrese de que lo oigan decir: “Por favor” y “Gracias”.
    Si quiere que sus hijos o hijas sean amables y sepan compartir cosas con otros, es importante que ellos y ellas le vean a usted ayudar y compartir.

Facilite el buen comportamiento
Cambiar la actividad
  • Si lo que el niño o la niña está haciendo no tiene nada de malo, pero el sitio o los objetos son inapropiados, cambie el lugar o las cosas. Explíquele la razón.
  • Si un niño o una niña está haciendo algo que a usted no le gusta, déle algo distinto que hacer. Este es el mejor método con niños y niñas muy pequeños(as).

Haga algunos cambios en el hogar
  • Agregue lo necesario para hacer el ambiente más interesante.
  • Limite el espacio donde el niño o la niña pueda jugar.
  • Cambie los objetos de lugar para que su hijo o hija pueda hacer lo que usted desea. Tenga a su alcance objetos de uso frecuente, como vasos de plástico, cucharas que puedan tomar por sí mismos(as).

Establezca reglas en casa
Es importante establecer reglas y ayudar a sus hijos e hijas a cumplirlas para enseñarles a comportarse cooperativamente. Ellos y ellas se sienten más seguros(as) si saben que existen límites, reglas y si éstas están claras.
Al fijar las reglas:
1. Asegúrese de que su hijo o hija tiene edad suficiente para comprenderlas.
2. Explíquele claramente, repitiéndole a menudo:
  • Lo que sí puede hacer
  • Lo que no puede hacer
  • El porqué
3. Establezca el menor número de reglas posible.
4. Ponga una regla sólo cuando esté seguro(a) de que será consecuente con lo que dice y hace.
5. Las reglas deben ser estables, no se deben cambiar frecuentemente. Las reglas deben ser estables, no se deben cambiar frecuentemente, sea constante.
6. Explique sus reglas a los otros adultos que estén con el niño o la niña.

Haga que los niños y niñas enfrenten las consecuencias de lo que hacen
Deje que los niños y las niñas asuman las consecuencias de lo que hacen.
  • Él o ella aprende que usted habla en serio cuando dice: “Si no ordenas tus juguetes, mañana no podrás jugar con ellos”. Los niños o niñas aprenden que si pelean por un juguete, nadie podrá jugar con éste.

¿Qué hacer cuando los niños y las niñas se portan mal?

¡A veces me sacan de mis casillas!
Manejar el comportamiento de los niños y las niñas es una de las tareas más difíciles de los padres, madres y cuidadoras(es).
Ellos y ellas se portan mal por muchas razones:
  • Porque son demasiado pequeños(as) para saber comportarse mejor.
  • Porque sienten malestar, están cansados(as), solos(as), aburridos(as), muy excitados(as), enfermos(as) o frustrados(as).
  • Porque están tratando de comprender qué cosas pueden hacer y cuáles no están permitidas.
  • Simplemente, porque son niños y niñas.

Tiempo para pensar
Cuando los niños y niñas se portan mal, puede ser muy difícil para los adultos mantener la calma y el autocontrol.
Quizás, algunas veces usted se siente tan enojado(a) que le cueste pensar con claridad en lo que debe hacer. Del mismo modo, algunas veces los niños y niñas están tan enojados(as) y frustrados(as) que no pueden comprender claramente lo que usted les está diciendo.
Un tiempo para pensar permite que los niños y niñas se separen unos de otros por un rato y todos recobren la calma. Ellos o ellas deben sentarse solos(as), tranquilos(as) y en silencio.
Hacer una pausa corta para pensar es un método útil, sobre todo para niños y niñas mayores de 3 años. Este tiempo debe durar entre 3 a 10 minutos, según la edad del niño o la niña.

Usted puede imponer un “tiempo para pensar” por distintas razones:
  • Para terminar con un comportamiento que causa problemas: Por ejemplo, si los niños o niñas se están peleando, usted puede decretar un “tiempo para pensar” y ordenarles sentarse en silencio, alejados el uno del otro, entre 3 a 10 minutos, hasta que se sientan listos para seguir jugando juntos sin pelear.
  • Para cambiar el estado de humor del niño y niña: Usted puede decretar un “tiempo para pensar” cuando vea que están empezando a descontrolarse –por ejemplo, poniéndose demasiado excitado(a) o brusco(a). Cuando el niño o la niña se haya calmado un poco, ofrézcale otra cosa para hacer, como jugar con plasticina o escuchar un cuento.
  • Para ayudar a los niños y niñas a controlarse: Si ve que su hijo o hija se está poniendo muy enojado(a) o excitado(a), hágalo sentarse un rato en silencio hasta que se tranquilice. Si el niño o niña es pequeño(a), siéntele un rato en su regazo para que se sienta seguro(a) y querido(a) mientras recobra la calma. El contacto físico calma a los niños y niñas.
  • También puede decidir un “tiempo para pensar” cuando usted necesite autocontrolarse. Si usted está tan enojado(a) que piensa que puede decir o hacer algo que luego lamentará, tómese un “tiempo para pensar” para usted mismo(a). Quédese sólo(a) por unos minutos hasta que se sienta más calmado(a)

¿Y pegarles?
Por más enojado(a) que usted esté, nunca se le debería pegar a un niño o niña.
Aunque el niño o la niña detenga su comportamiento al ser golpeado(a), a la larga no se obtienen buenos resultados y se daña la relación entre ustedes. Si el niño o la niña tienen miedo de que usted le pegue, le hará caso mientras usted esté cerca, pero es posible que haga todo lo contrario cuando no le esté vigilando. Si usted le pega a su hijo o hija, le demuestra su descontrol por la rabia y esto va en contra de lo que quiere enseñarles: que ellos y ellas aprendan a controlarse.
Pegar a un niño o a una niña no es un buen ejemplo y les enseña:
  • Que está bien pegarles a los demás cuando hacen algo que a uno no le gusta.
  • Que es correcto que un grande le pegue a un pequeño.
  • A sentir miedo o enojo con la persona que les pega.
  • A tener miedo a los adultos.
  • A no pedirle ayuda por temor a su reacción.
  • Mentir para evitar castigos.

Pero a la larga, este método sólo causará más problemas. Recuerde que los padres, madres y cuidadoras(es) estamos para proteger a los niños y niñas.

Resolver problemas
El mal comportamiento de un niño o una niña se puede manejar con mayor facilidad de lo que usted cree si enfrenta la situación como cualquier problema que necesite solución.
Para solucionar un problema, conviene plantearse estas cuatro preguntas:
1. ¿qué está pasando?
2. ¿por qué está pasando?
3. ¿qué puedo hacer?
4. ¿y si no da resultado?
Al contestar esas preguntas, usted comprenderá mejor el comportamiento de los niños o las niñas y lo que se puede hacer al respecto.
Resolver algunos problemas comunes
El comportamiento muy activo
¿Qué es lo que pasa?
“Mi hija no para nunca – no puede estar un minuto quieta. Está en continuo movimiento de la mañana a la noche. ¡Estoy agotada!”.
¿Por qué?
La mayoría de los niños y niñas pequeños(as) son muy activos y tienen mucha energía. ¡Más que la mayoría de los padres, madres y cuidadoras(es)! Por eso, algunos se preocupan y se preguntan si su hijo o hija es normal. La mejor manera de darse cuenta es observarlo(a) cuando juega en grupo con otros niños o niñas. ¿Es su hija o hijo mucho más activa(o) que los demás?
Observe a su hija o hijo para ver si su comportamiento demasiado activo coincide con alguna situación en particular. Algunos niños o niñas se agitan mucho cuando están pasando por un período de estrés o malestar; por ejemplo, cuando llega un nuevo bebé o la familia se cambia de casa. Otros niños y niñas se ponen muy agitados después de comer ciertos alimentos y otros, a ciertas horas del día. Otros(as) son muy activos, ¡simplemente, porque esa es su manera de ser!
¿Qué puedo hacer?
  • Demuéstrele mucho cariño a su hijo o hija para que se sienta seguro(a) y protegido(a). Quizá no sea muy fácil conseguir que la niña o el niño se quede quieta(o) unos momentos para poder abrazarle y decirle: “Te quiero mucho”, pero es importante que se sienta querida(o) y valorada(o). Demuéstrele a menudo su afecto con caricias y abrazos. Pase la mano por sus hombros cuando pasa junto a usted. Siéntele un minuto en su regazo si él o ella se acercan mientras usted habla por teléfono.
  • Sea constante y mantenga una rutina diaria. Seguir un horario para el desayuno, almuerzo, cena, baño, siesta y juego puede ayudar a que los niños y niñas se sientan seguros(as) y protegidos(as).
  • Planifique muchas actividades físicas –tanto en casa como al aire libre. No hay nada que usted pueda hacer para disminuir las energías de una niña o niño muy activa(o), pero puede ofrecerle un lugar seguro para jugar y muchas ocasiones de salir a correr y gastar su energía sin hacerse daño ni causarlo a los demás. Correr, saltar, trepar, jugar con agua, con una pelota, bailar. El niño o niña puede hacer lo que le guste, siempre que se encuentre en un sitio seguro y alguien le vigile.
  • Cuando usted le hable al niño o niña, asegúrese de que le presta atención. Los niños y niñas activos(as) están tan ocupados moviéndose de aquí para allá que a menudo les cuesta atender lo que se les dice. Antes de decirle algo, usted debe captar su atención y, además, repetir lo que le diga. Por ejemplo, si usted ha establecido la regla de que “No se debe correr en la cocina”, no le sirve de mucho decir “¡Quédate quieta!” desde la otra habitación. Usted debe ir hasta donde está el niño o la niña, captar su atención sujetándole con suavidad y decirle: “Recuerda que no se debe correr en la cocina. Puedes correr en el pasillo, pero no en la cocina”.
¿Y si no da resultado?
Si la conducta de su hija o hijo le parece diferente de la de otros niños o niñas de su edad, pida ayuda.
  • ¿Tiene más dificultades para concentrarse?
  • ¿Tiene dificultad para seguir instrucciones simples?
  • ¿Parece como si nunca escuchara?
  • ¿Tiene más dificultad para quedarse tranquila(o)?
  • ¿Tiene problemas para dormir?
  • ¿Está enojada(o) o frustrada(o) con frecuencia?
  • ¿Es imprudente, arriesgada(o) o demasiado exigente?
  • En el libro sobre Padres, Madres y Cuidadoras(es) encontrará ideas e información sobre cómo conseguir ayuda. O bien, pida consejo a algún profesional del equipo en su centro de salud.

El comportamiento agresivo
¿Qué es lo que pasa?
“Mi hijo es muy agresivo(a). Le pega y empuja a otros niños. Le quita los juguetes. Cuando está en un grupo, los otros niños terminan gritando, peleando y llorando”.
¿Por qué?
  • A veces, cuando los niños o las niñas pequeños(as) no se salen con la suya, se frustran y se enojan mucho. Algunos pegan, empujan o muerden a otros(as), porque no se les ocurre otra cosa que hacer.
  • A los niños o niñas les lleva tiempo aprender a tomar en cuenta los sentimientos de los demás, comprender que sus acciones afectan a otros y pensar antes de actuar.
  • Algunos tienen problemas para usar y controlar su cuerpo. Por ejemplo, un niño o una niña que trata de sacarle el juguete a un compañero, puede terminar golpeándolo sin querer.
  • A menudo los niños o niñas actúan de manera agresiva, porque tienen hambre, están cansados(as), estresados(as) o no se sienten bien.
  • Como ellos no tienen aún suficientes palabras, entonces lo muestran con la conducta.
  • Los niños y niñas pueden mostrarse agresivos(as), porque las personas de su ambiente también lo son o porque ven escenas violentas en la televisión o en videos.
¿Qué puedo hacer?
  • Demuéstrele mucho cariño para hacerle sentir seguro(a) y protegido(a).
  • Establezca límites y sea constante.
  • Dé un buen ejemplo de autocontrol. No le grite ni le pegue a su hijo o hija. Muéstrele que hay maneras de expresar sentimientos negativos sin tener que pegar ni golpear, por ejemplo, hablando.
  • Dialogue con su hijo o hija para ayudarle a aprender a pensar antes de actuar con agresividad.
  • Invente juegos imitando situaciones para ayudar a su hijo o hija a aprender que se puede pensar en algo sin tener que llegar a hacerlo en la realidad.
  • Planifique las actividades de juego de modo que no esté con otros niños y niñas cuando se sienta cansado(a), estresado(a) o con hambre.
  • Establezca un horario de comidas y cenas a intervalos regulares y asegúrese de que duerma lo suficiente en la siesta y en la noche.
  • Dedique más tiempo a ayudar a su hijo o hija a aprender nuevas habilidades –comer, vestirse, jugar con otros–, de modo de que tenga menos motivos para sentirse frustrado(a) o enojado(a).
  • Obsérvele de cerca para que usted pueda intervenir apenas él o ella exprese agresividad.
  • Trate de evitar que su hijo o hija vea programas de televisión o videos violentos.
¿Y si no da resultado?

Puede suceder que usted tenga la impresión de que ya no hay nada que se pueda hacer con el niño o la niña. Pareciera que sólo se porta mal y que tiene todos los problemas imaginables todo el tiempo. Pega, muerde, pelea, llora, tiene rabietas. No se limita a decir “no”, sino que grita “¡no!”. Parece siempre enojado(a) y se diría que no le importa hacer daño a los demás. Nada de lo que usted diga o haga pareciera ayudarle y esto es agotador. Estos niños y niñas son más difíciles de llevar. Si el suyo(a) está comportándose así, es posible que usted necesite ayuda para aprender a tratarle. Consulte el libro Padres, Madres y Cuidadoras(es) donde encontrará ideas e información sobre cómo conseguir ayuda o bien, pida consejo a algún profesional de su centro de salud.

Las rabietas o pataletas
¿Qué es lo que pasa?
“Cuando mi hija se enoja o no consigue lo que quiere, tiene una pataleta”.
¿Por qué?
Las rabietas son una manera de expresar o desahogar la rabia. En general, comienzan a los dos años de edad. El niño o la niña se enoja y se frustra cuando no consigue lo que quiere o cuando le piden algo que no quiere hacer. Las pataletas son más frecuentes cuando un niño o una niña está cansado(a) o frustrado(a).
Recuerde:
El padre, la madre o cuidador(a) es quién debe dar consuelo y calma en momentos difíciles como este, quien le ayude a disminuir su rabia y le ayude a volver a controlar su emoción.
¿Qué puedo hacer?
  • Mantenga la calma. No deje que su hijo o hija se haga daño a sí mismo(a) o lastime a otra persona.
  • Aunque usted también sienta rabia, mantenga el control de sí mismo(a). No le critique, no le golpee ni amenace.
  • Intente imaginarse y entender qué ha pasado y qué es lo que desde el punto de vista del niño o la niña ha producido este descontrol.
  • Agáchese y trate de mirar al niño o a la niña de frente, cara a cara.
  • Dígale que usted sabe que él o ella siente mucha rabia por lo que ha ocurrido.
  • No ceda ante su exigencia, pero tampoco trate de hacerle razonar.
  • Ofrézcale una idea diferente para hacer juntos que sea realista y atractiva de aceptar como una solución alternativa a este descontrol.
  • Tóquele, abrácele y mantenga contacto físico.
  • Cuando recupere su calma, háblele sobre qué le hizo actuar así.
  • Estimule a que el mismo niño o niña pueda decirle con sus propias palabras lo que sintió.
¿Si no da resultado?
Si su hija o hijo tiene muchas pataletas, pregúntese si usted está contribuyendo a ese tipo de comportamiento:
  • prestándole demasiada atención cuando tiene una pataleta.
  • y poca atención cuando se porta bien.
  • o reaccionando de forma contradictoria frente al niño o niña, de modo que a él o ella le cuesta entenderle.
Si la situación le preocupa, pida consejo a un profesional de su centro de salud u otra persona calificada para ayudarle.

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